Manuel Ciudad de la Hoz. De Cehegín a la élite del poder económico. Por Antonio Peñalver

 

 

Manuel Ciudad de La Hoz vino al mundo en Cehegín el día 21de junio de 1810. Quinto y último hijo de Luis José Ciudad Sánchez, acomodado hacendado ceheginero (Cehegín,13/1/1768-Cehegín, 6/4/1846) y de Javiera de La Hoz Márquez (Cehegín, 2/8/1770). Con casi total seguridad doña Javiera falleció en Madrid, lugar de residencia de la familia Ciudad de La Hoz, ya que su nombre no aparece en las actas de defunción de la parroquia de Santa Mª Magdalena entre 1810 en que tuvo a su último hijo, Manuel y la fecha de defunción de su marido don Luis José Ciudad Sánchez, ya que éste, en el momento de su fallecimiento en 1846, era ya viudo; he de suponer que don Luis José Ciudad, falleció en Cehegín por razones de retiro o porque le sorprendió la muerte pasando una temporada en el pueblo que le vio nacer. Luis José y Javiera se casaron en Cehegín el día 17 de octubre de 1796 y tuvieron cinco hijos: José (Cehegín, 10-8-1797), Mª Teresa (Cehegín, 11-10-1799), Miguel (Cehegín, 14-11-1801), Mª Antonia (Cehegín, 14-11-1803) y Manuel Ciudad de La Hoz (Cehegín, 21-6-1810).

Manuel Ciudad de La Hoz fue un destacado financiero de la época, que tuvo el honor de ser el primer sub-gobernador del Banco de España precisamente el año en que se inició el proyecto de construcción del nuevo edificio en 1883. Fue él quien, en Julio de 1884, tuvo el honor de presentar ante el Ayuntamiento de Madrid la solicitud del permiso municipal para iniciar las obras en el palacio del Marqués de Alcañices en la calle de Alcalá con vuelta al Paseo del Prado, adquirido en 1882 para albergar el que habría de ser el banco más importante de España, y cuya obra finalizó en 1891 por un costo total de 15 millones de pesetas. Su principal misión sería la de financiar al Estado Español. Dicha entidad financiera fue creada en 1856 mediante la fusión por decreto de otras entidades precursoras con los mismos propósitos, bajo los nombres-por orden cronológico-de Banco Nacional de San Carlos, nacido en 1782 y que tuvo su fin en 1829. El Banco Español de San Fernando nació en 1829 a la desaparición del Banco de San Carlos, tenía la facultad exclusiva de emitir billetes, salvando numerosas veces al Tesoro Público que en aquella época tenía que hacer frente a la insurrección de las colonias, a los disturbios interiores y a la 1ª Guerra Civil. La lucha de poder con otro banco emisor, el Banco de Isabel II, condujo a la fusión en 1844 para la salvación de ambos. Este nuevo banco pasó a llamarse Nuevo Banco Español de San Fernando, nacido en 1847. Fue en 1856 cuando cambió su nombre definitivamente por el de Banco de España, hasta el día de hoy.

El mismísimo rey Alfonso XII, fue quien colocó la primera piedra del nuevo edificio del Banco de España, el día 4 de julio de 1884. Fue inaugurado por su hijo Alfonso XIII, bajo la regencia aún de su madre doña Mª Cristina, el día 3 de marzo de 1891.

Don Manuel Ciudad de la Hoz, estaba casado con la madrileña doña Antonia Marco y Stuyck, fallecida en Madrid el día 26 de mayo de 1899; tuvieron dos hijos: Manuel Ciudad Marco, casado con Josefa Melo de Portugal y Pérez de Lema, marquesa de Ráfol, que les dieron por nietos a Manuel Ciudad Melo de Portugal, casado con Mercedes Alonso Curtois, que en el momento de su muerte en 1938, a los 47 años de edad, trabajaba en la sucursal del Banco de España en Vitoria, y María Ciudad Melo de Portugal, fallecida soltera en Madrid en 1929.

Su hija María Ciudad Marco, fallecida en Granada el día 18 de julio de 1.884, estaba casada con don José Chacón Sánchez-Torres, general de división de Infantería,.

Sus hermanos José y Miguel, también fueron destacados dirigentes de la administración pública; el primero ostentando los cargos de director general de Aduanas y Aranceles y

Sub-Contador General del Reino, y el segundo, el de Contador  de Rentas del Partido de Ronda, ciudad en la que se casó el 23 de agosto de 1840 con doña Mª de los Dolores Aurioles Aguado. Así  mismo, sus hermanas Mª Teresa y Mª Antonia constan en el índice de viudedades y orfandades de funcionarios del Estado.

Su sobrino José Ciudad y Aurioles, ostentó el cargo de presidente del Tribunal Supremo de 1917 a 1923. Un hermano suyo, Miguel Ciudad y Aurioles, ejerció como director de la sucursal del Banco de España en Barcelona. Ambos eran hijos de su hermano Miguel Ciudad de la Hoz.   

La calle de Cehegín que continúa desde la Placeta de los Carros en dirección hacia la Cuesta del Parador y paralela a la calle Don Pedro Mª Chico de Guzmán, lleva su nombre desde 1895. Es conocida como calle de Manuel Ciudad. Fue él quien donó su casa para el Hospital de La Real Piedad, que más tarde fue colegio religioso de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul y que daba a ambas calles. En el periodo de 1856 hasta 1895, dicha calle era conocida como calle Hileras y anteriormente a esta fecha se le denominaba calle Bovera.

Su vinculación a Vallada (Valencia) viene dada por el matrimonio de su hijo, Manuel Ciudad Marco, con la Marquesa del Ráfol, Josefina Melo de Portugal y Pérez de Lema, propietaria de la casa y huerto de la calle de San Vicente nº 25 y 27 de esta villa, que perteneció a su padre el Marqués de Vellisca y Marqués consorte del Ráfol de Almunia, y donde don Manuel pasaba cortas pero eficaces etapas de descanso junto a los suyos.

En 1886, el anciano don Manuel Ciudad de la Hoz era persona muy influyente en los círculos económicos madrileños; de tal modo, que el alcalde de Vallada, don Rafael Perales Rodrigo, le solicitó su mediación para que hiciese valer su influencia ante la Compañía del Ferrocarril, con el fin de lograr que los trenes correo tuvieran parada en esta localidad. Hacía ya 15 años que el Ayuntamiento andaba detrás de conseguir dicho objetivo sin ningún éxito, ya que chocaba con una serie de obstáculos e inconvenientes que parecían insuperables.

El interés mostrado por don Manuel en el asunto, fue determinante para alcanzar un acuerdo con la Compañía del Ferrocarril y conseguir que todos los trenes tuvieran parada en Vallada. Para ello se tuvieron que iniciar unas obras de acondicionamiento que comenzaron en 1887. Al fin se hacía realidad el anhelo del municipio de disponer de la prestación completa del servicio ferroviario. 

El Ayuntamiento, agradecido, quiso mostrar su más profundo reconocimiento al Sr. Ciudad de la Hoz por su inestimable ayuda e interés en todo cuanto se relacionaba con la prosperidad del municipio y bienestar de sus vecinos, ya que recientemente había conseguido también para la escuela pública de esta localidad una biblioteca, costeando de su propio bolsillo la encuadernación de los libros que la componían. Por ello, la Corporación Municipal, en sesión de 16 de julio de 1887, acordó por unanimidad nombrarle Hijo Adoptivo de Vallada y adquirir una fotografía de su retrato, de gran tamaño, para enmarcarla y colocarla en la Sala Capitular en prueba de gratitud.

Fue un hombre hecho a sí mismo, como demuestra el hecho de que empezó como escribiente en el Ministerio de Hacienda, escalando hasta el importante puesto de jefe de administración de 1ª clase y más tarde jefe superior de administración. Cuando ingresó en el banco en 1865, ostentaba el cargo de contador general de la Deuda Pública. El día 25 de octubre de dicho año, fue destinado a la dirección de la sucursal de Valencia del Banco de España. El 14 de marzo de 1873, se le encargó la Secretaría General del banco. El 16 de junio de 1876, fue nombrado director interino de la sucursal del Banco de España en Barcelona, puesto que ostentó durante 4 años y 26 días, empezando así la escalada de cargos dentro del banco que le llevó hasta el de vice gobernador 1º, con un salario mensual de hasta 20.000 pesetas. El 25 de junio de 1877 fue nombrado delegado general del Servicio de Recaudación de Contribuciones. El día 24 de enero de 1882, es nombrado por Real Orden de Su Majestad el Rey Alfonso XIII, sub-gobernador 2º y el 21 de mayo de 1885, alcanza por fin el cargo de sub-gobernador 1º del Banco de España, también mediante Real Orden de su Majestad el Rey Alfonso XIII, cargo que ostentó hasta su muerte en 1.901.

Don Manuel Ciudad de la Hoz, uno de los cehegineros más ilustres que ha dado nuestra historia, cerró los ojos para siempre a las 5’15 de la madrugada del día 6 de junio de 1901 en Madrid, en su domicilio de c/ Del Príncipe nº 17 Bajo, afectado de bronquitis. Tenía 91 años y falleció en el ejercicio de sus funciones como sub-gobernador 1º del Banco de España, cargo que venía desempeñando desde1882. En su esquela mortuoria figuran, además de sus hijos, nietos y bisnietos, el ministro de Hacienda, así como el gobernador y Consejo de Gobierno del Banco de España. Y se le adorna como primer sub-gobernador del Banco de España, jefe superior de Administración Civil, Caballero de la Gran Cruz de Isabel La Católica y Comendador de número de Carlos III, Comendador de número de la Real Orden de Isabel La Católica y distinguido con la Cruz Supernumeraria de la Real y Distinguida Orden de Carlos III.

Sus restos descasan en el cementerio de La Sacramental de San Justo de Madrid.

Así hablaban de él los medios de la época (textual):

La Ilustración Española y Americana

…»Sigue en jerarquía al Gobernador el primer

subgobernador D. Manuel Ciudad, verdadera institución

en el Banco, á quien, después de una larga

vida de treinta y cinco años de honrados é inteligentes

servicios en la Administración pública,

entró á servir, hace cerca de treinta años, como

director de la Sucursal de Valencia, secretario

general, y segundo subgobernador; afable, entendido,

y sobre todo, íntegro y celoso en la defensa

de los intereses del Establecimiento, el cómputo

del tiempo que ha desempeñado interinamente el

cargo de gobernador del Banco, excede al de algunos

que lo han tenido en propiedad.

Cuando llega el verano y el calor aleja de Madrid

á los hombres políticos y de negocios, queda invariablemente

al frente del Establecimiento D. Manuel

Ciudad, resolviendo conflictos, allanando dificultades

y salvando crisis, algunas de verdadera

importancia: asombra que un anciano que pasa de

los ochenta y seis años tenga la cabeza tan despejada,

la vista tan clara y el pulso tan firme, hasta

el punto de ser sus cartas modelo de claridad, no

sólo por lo correcto de su dicción, sino por su hermosa

letra española, de esa cuya forma va perdiéndose

ya, por desgracia.

Cuando llega el otoño, ocho ó diez días pasados

en el delicioso pueblo de Vallada, al lado de sus

hijos y sus nietos, le dan descanso al cuerpo y al

alma para volver con más fe y entusiasmo á su

puesto, donde sólo tiene amigos y admiradores»

Otro:

Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industria y Seguros 

Excelentísimo Señor D. Manuel Ciudad, primer sub-gobernador del Banco de España.

«Pocas personas habrá consagradas á la profesión

mercantil que desconozcan el nombre de nuestro

ilustre biografiado, á pesar de ser su excesiva modestia

el escudo ante el cual se estrellan los que

quieren hacer en público justicia á sus merecimientos

ó señalar á la generalidad los títulos que tiene

al aprecio del país por su laboriosidad é inteligencia.

Aun á riesgo de molestarle, publicamos su retrato

Y estas mal trazadas líneas á guisa de semblanza; y

sirva el buen deseo de excusa al atrevimiento ya

que el Sr. Ciudad no hallará disculpa á nuestra de

cisión; pero es tal la carencia en nuestro país de

hombres de iniciativas que tiendan al bien común

y de energías para llevarlas á feliz término, que

cuando encontramos uno de estos en nuestro camino,

el entusiasmo se desborda y el ánimo, entristecido

á diario por el contacto de medianías hábiles y provechosas

para sí, se fortifica y da á los que continuamente

combatimos por la justicia bríos con que

repeler la ola del egoísmo, que parece envolverlo

todo en su gigantesco seno.

  1. Manuel Ciudad, verdadera institución en el

Banco de España, á quien después de una larga

vida de treinta y cinco años de honrados é inteligentes

servicios en la Administración pública, entró

á servir hace más de treinta como director de la

sucursal del Banco de España de Valencia, del que

tomó posesión á fines de 1865, y desde entonces acá,

no ha cesado de prestar el concurso de su actividad

y su inteligencia á nuestro primer establecimiento

de crédito, ya como secretario general, ya como

delegado general para la recaudación de contribuciones;

ora desempeñando comisiones tan delicadas

como las que llevó á feliz término en Valencia; ora

como subgobernador del banco, mostrando en todas

ocasiones una elevación de miras y una rectitud

de ideas dignas por todos conceptos de los altos

fines de la institución á cuyos brillantes éxitos coadyuva.

Fue el primer Subgobernador del Banco de España,

hombre de costumbres sencillas y amante de la justicia

hasta en los menores detalles de la vida real.

Así es que goza de generales simpatías, no sólo entre

sus amigos particulares, sino entre los subalternos,

que ven en él más que al jefe al amigo sincero

y al defensor de sus legítimas aspiraciones.

Sesenta y cinco años de trabajo merecen bien el

respeto que inspira el Sr. Ciudad y las recompensas

de que ha sido objeto, incluso por parte de

nuestros Gobiernos, que le otorgaron en 1878 la

Gran Cruz de la Real , Orden de Isabel la Católica,

y diez años más tarde le nombraron Comendador

de número de la de Carlos III, además de las distinciones

de que le habían hecho objeto en la Administración

pública los diversos partidos políticos

que se habían sucedido en la dirección de los patrios

destinos.

Su actividad sin tregua y su trabajo sin desfallecimientos,

le llevaron desde un modesto cargo burocrático

á las altas esferas de la Administración y al

elevado cargo que hoy ocupa; su honradez intachable

y su claridad de juicio en los negocios le han

conquistado la estimación y prestigio de que goza,

y mientras aliente habrá constantemente UQ obrero

infatigable que, convencido de que la inacción es la

muerte, y el movimiento la vida, no ha cesado de

trabajar durante los largos años que cuenta la suya,

porque el Sr. Ciudad, lejos de pensar como algunos

que el trabajo es una pena, es de los que creen que

ennoblece al hombre, dignificando cuando no se

sustrae á su bienhechora acción». 

Agradecimientos:

A Víctor J. López Corbalán, joven investigador histórico ceheginero, por su gran aportación documental indispensable a esta pequeña biografía, sin la cual me hubiera resultado del todo imposible realizar.

A José Aurelio Pelejero Vila, archivero de la ciudad de Vallada, por aportarme datos, amablemente, sobre las estancias vacacionales de don Manuel Ciudad en dicho pueblo y los motivos de su nombramiento como Hijo Adoptivo.

Antonio Peñalver, 2017.

COMENTARIOS

Juan Espín 6 diciembre, 2017 a las 9:13 am Responder

Gracias ,Antonio, por aportar datos de cehegineros importantes y sin embargo, desconocidos

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