La Vía Verde del Noroeste, un recorrido bonito, sin duda alguna, para hacer a pie en tramos, en bicicleta, a caballo el que pueda etc… Comienza en Caravaca y acaba en los Baños de Mula, y cualquiera que conozca el tramo íntegro, sabe de sobra que hablamos de un trazado en el que, precisamente, su encanto reside en la variedad de paisajes que se pueden observar y gozar.

Fue hacia el año 1995 cuando se creó el Consorcio de la Via Verde, una especie de asociación entre los Ayuntamientos de Caravaca, Cehegín, Bullas y Mula, con el objeto de la creación y adecuación de una vía verde, destinada al ocio y disfrute de paseantes, deportistas, y de la población en general.

Pero miremos un poco atrás y pensemos en lo que existía anteriormente y, sobre todo por qué está aquí. Los mayores de 40 años recuerdan el pitido del tren al llegar a la estación, ubicada junto al paraje de Cantalobos, o al pasar por el puente de la vía, sobre el río Argos. No hay medio de transporte, para mí, que me inspire más cosas que el tren. ¿Por qué el tren nos inspirará esa sensación de libertad?

Las obras de la vía del tren Caravaca-Murcia acabaron en el año 1931, y la inauguración se realizó el día 28 de mayo del año 1933, pasando por todos los pueblos que tenían estación, donde, entre grandes muestras de júbilo se vitoreó la llegada del tren y, con él, el progreso de esta tierra. Realmente, durante muchos años, fue el medio de transporte de pasajeros y de mercancías más importante y eficaz que tuvo Cehegín en su relación con Murcia y todos los pueblos por los que pasaba, fundamentalmente porque las infraestructuras, sobre todo las carreteras, eran pésimas.

Pensemos, por ejemplo, que la carretera de Murcia estuvo sin asfaltar hasta prácticamente el final de la posguerra, principios de los años 50, y viajar en coche a Murcia, durante buena parte del siglo XX, sobre todo hasta los años 80 era tedioso, una carretera con muchas curvas, peligrosa, con puentes muy estrechos en los que solo cogía un vehículo.

Conocemos, además, a través de testimonios orales, cómo el ferrocarril durante los años de miseria que sucedieron a la Guerra Civil, se usaba como forma de mover pequeñas cantidades de mercancía de estraperlo, siempre de forma oculta de las autoridades y cuerpos policiales. Me refería una persona mayor, en cierta ocasión, que de niño se escondía de la Guardia Civil, en la estación, con un saco que le habían dado previamente, y al partir el tren se lo daba a alguien que lo recogía desde el vagón, y por ello recibía un par de reales o una peseta, y como él otros también lo hacían.

El tren se mantuvo, pues, eficaz y querido de la gente, hasta que, dejando de ser rentable, se suspendió el servicio de pasajeros el 15 de enero de 1971, probablemente a causa de la generalización entre la población del uso del automóvil. No obstante, el transporte de mercancías aguantó un poco más, hasta 1973. Es en este momento cuando se quitan las vías de hierro de los municipios de la comarca por los que pasaba.