‘El conjunto arqueológico de Peña Rubia’ I. Por Francisco Peñalver, director del Museo Arqueológico de Cehegín

 

 

La montaña de Peña Rubia es un macizo situado a un Km. de la población de Cehegín. Este gran peñasco de 804 metros de altitud en su cota máxima y 2 Km. de longitud, conforma la silueta de Cehegín. Presenta una parte muy abrupta en la zona norte de ésta que se va suavizando hacia el sur.

En su parte noreste se produjeron grandes fracturas o diaclasas que por los procesos kársticos de disolución de la roca caliza han propiciado la formación de cavidades alargadas y de difícil acceso en la mayoría de los casos. Éstas se han usado desde antiguo, desde el Neolítico hasta la época tardo romana y se sucede su ocupación sin mucha interrupción.

●CUEVA DE LOS SIETE PISOS

Está a media ladera de la montaña en su frente norte; su interior se presenta muy derrumbado y sus galerías interrumpidas por grandes bloques desprendidos del techo, lo que ocasiona que sea prácticamente inaccesible por el consiguiente peligro de continuos desplomes de rocas.

Es ésta quizás la más conocida por los naturales de Cehegín, en ella generaciones de muchachos, hemos demostrado nuestra valentía explorando sus laberínticas galerías.

De ella se recogieron buena cantidad de cuencos cerámicos, hachas de piedra y objetos de sílex, hallados por jóvenes a mediados de los años 50 del pasado siglo, y reunidas en casa de uno de ellos. El Ayuntamiento se hizo cargo de las piezas y las entregó entonces a las autoridades provinciales pero hoy día se encuentran en paradero desconocido.
Fue excavada esta cueva por Don Gratiniano Nieto y Don Cayetano de Mergelina en 1956 y depositados sus materiales en el Museo de Murcia.

Pasarían casi 30 años para que una nueva intervención se produjera en Peña Rubia.

● CUEVAS DE LAS CANTERAS

Estudiadas por Don Miguel San Nicolás del Toro, donde se pudo excavar parcialmente un enterramiento completo en el que se halló un hombre con un ajuar compuesto por un hacha de basalto y algunas cuentas de collar, así como una placa de yeso verdoso y los restos de un perro. No dio tiempo a seguir con la excavación, pues en medio del los trabajos todo empezó a temblar y a desprenderse tierra por las fisuras de la roca momentos antes del colapso y derrumbe de toda la cueva.

Salieron éstas a la luz con motivo de la instalación de una cantera de áridos que se abrió en la parte más oriental de la sierra y debido a las explosiones de dinamita, una de sus paredes quedo al exterior. Al ver los propios canteros que se hallaban huesos que parecían humanos en el suelo de la cueva y tras encontrar alguna hacha de piedra, llamaron a la guardia civil y ésta a las autoridades del Museo de Murcia y el cual lo comunicó a la Universidad, que se encargó de preparar la excavación. Pero las fisuras producidas por el barrenado de la montaña, precipitaron su derrumbe en pleno trabajo, quedando inconclusa.

Unos días antes, unos aficionados locales habían encontrado otra cueva junto a ésta, posiblemente se trataba de la misma, pero unos metros más alta y extrajeron tres enterramientos que se conservan en el Museo y que pasamos a describir:

Un primer enterramiento, presenta dos perforaciones en el hueso Parietal, con síntomas de no haber sido fortuitas, y un ajuar funerario compuesto por un cuenco globular y varias puntas de flecha foliáceas.

Un segundo enterramiento muestra el cadáver de un niño de no más de 7 años con la mandíbula partida y rotos sus dientes, así como una gran perforación en el hueso frontal. Éste es quizás el enterramiento más rico a pesar de ser de un niño y su ajuar así lo demuestra. Lo compone un puñal de sílex de considerables dimensiones que podría reflejar claramente su estatus, cuatro hojas de sílex y otras tantas puntas de flecha de este mismo material y una serie de espátulas de hueso, así como un gran cuenco completaban dicho ajuar funerario.

El tercer y último enterramiento de esta cueva, muestra un cadáver también con el cráneo fracturado por el hueso Temporal y no presentaba huesos de la cara, con una punta de flecha hallada en el interior del cráneo, un cuenco y cuatro puntas de flecha completan su ajuar. Éste se trata de una persona adulta, al parecer el mayor de todos. Los tres enterramientos se hallaban muy cerca unos de otros, aunque cuentan que la cueva era más grande.

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